La indiferencia de la salud pública hacia una enfermedad endémica que sin frenos asesina a miles de argentinos pobres.
El mal de Chagas es la enfermedad más importante de la Argentina y de América. Pero no muchos lo saben y a otros tantos no les importa. Tal es el desinterés, que no hay datos exactos sobre la cantidad de infectados. Algunos especialistas hablan de dos millones y otros duplican la cifra, lo cierto y concreto es que si hay campañas de lucha contra el insecto vector de la enfermedad, los recursos se acaban en furiosas campañas publicitarias de fuerte contenido proselitista. En tanto en esta región las vinchucas continúan conviviendo, proliferando e infectando a familias santiagueñas, chaqueñas y salteñas, habitantes de viviendas ranchos de la periferia de los principales centros poblados y zonas rurales, donde no llegan fumigadores y si vinieron una vez, nunca más volvieron. El centralismos que impera en la estructura de poder, la improvisación y precariedad del sistema sanitaria del país, con recursos de la salud pública mal empleados y la corrupción imperante en algunos estamentos superiores de decisión, pero fundamentalmente el nivel de inconsciencia, serian las principales causas, de que miles de argentinos pobres, viviendo en el tercer milenio, continúen expuestos a contraer enfermedades endémicas propias del siglo pasado. El Mal de Chagas, como se la conoce en la población a la infección, producido por el parasito vector de la enfermedad, la vinchuca. Insecto al que en países del primer mundo, por su nivel de reproducción, convivencia y modalidad de trasmisión del parasito, asesino, en la jerga científica y médica lo denominan “el SIDA de los pobres. La vinchuca hembra depone cuatro hubos por día. Basta con tener este número en mente para comprender que, si no se hace algo para detenerlas, una vivienda puede en poco tiempo albergar cientos, o incluso miles de estos insectos vectores de la enfermedad. Este es, resumido en dos párrafos, el drama que enfrentan los pobladores de las zonas de riesgo de Santiago del Estero, Chaco y Salta, las poblaciones donde se interrumpieron las campañas de desinsectación están registrando un aumento de la notificación de casos agudos de la enfermedad.Opino el doctor Ricardo Gürtler, del laboratorio de Ecoepidemiología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires-. quien a principios de año, advirtió que desde entre el tercero y el quinto año, que no se fumigan las comunidades estarán totalmente re infestadas.” Los nuevos hallazgos son preocupantes: después de un descenso durante la década del noventa, con tres o cuatro casos agudos anuales hacia el final del período, en los últimos cinco años las notificaciones están volviendo a aumentar.Avances realizados en el laboratorio, como la decodificación del genoma del Tripanosoma cruzi, anunciado hace unos días, no alcanzan para cambiar esta realidad, manifestaron muy preocupados los especialistas de organizaciones no gubernamentales que siguen la evolución del proceso de la enfermedad, en todo América Latina donde colocan a la argentina entre los países, con menor efectividad e intereses en la lucha contra el insecto vector.Informe que sacudió a la estructura del poder central, desde donde para contrarrestar, días atrás con los gobernadores de las provincias afectadas volvieron actualizar el tema y una vez, como tantas otras oportunidades ocurrió la vinchuca vuelve al escenario de las políticas nacional. "Ya hay 24 casos agudos notificados durante el año último en cinco provincias". Si se tiene en cuenta que sólo el 5% de los casos tiene algún tipo de signo o compromiso clínico (como el ojo hinchado o un bulto elástico en el lugar de la picadura), habría que multiplicar esa cifra por veinte para obtener el número aproximado de nuevos casos." Estamos viendo la punta del iceberg", advierten los investigadores. Aunque no hay evidencia de que sean más susceptibles, el hecho de que la mayoría de los registros corresponde a chicos menores de diez años -si cabe- aún más urgencia a este doloroso escenario y más allá de anuncios y acuerdos entre la nación y provincia de reiniciar la lucha contra la vinchuca. Al menos frenar el avance de la endémica e infecto-contagiosa enfermedad, que en algunos pueblos y parajes del interior de provincias afecta a más del 18% la población.
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