Por el campo, la verdad, la justicia y la paz
Por (Tony Villavicencio)
La justicia es el equilibrio entre la moral y el derecho. Tiene un valor superior al de la ley. Lo justo es siempre moral; las leyes pueden ser injustas. Acatar la ley es un acto de disciplina, pero a veces implica una inmoralidad.
En análisis de libre pensador La retención a las exportaciones causa central del conflicto del Gobierno de Cristina Kichner, con el Campo Argentino. En el juicio, según posicionamientos, las medidas fueron de justas, a ilegales y el desconsiderado incremento del 47% tradujo a la resolución de socialmente justa, a una medida arbitraria y de carácter inmoral.
Cualquiera hubiera sido la decisión del Congreso de la Nación a la resolución se debía acatar y aquí respecto la justicia es un deber del hombre digno, aunque para ellos tenga que elevarse sobre las imperfecciones de la ley. Extraña entonces que el Kichnerismo insista y después de habérsele negado la posibilidad, la presidenta amenaza con volver arremeter contra el sector del campo, presentando un nuevo proyecto en un molde jurídico institucional, distinto, pero en u espíritu perseguiría el mismo fin., Quedarse con el 50% del esfuerzo del campo argentino, para distribuirlo con equidad a los pobres. Remanido discurso, de los que están, de los que se fueron y de los que vendrán. La realidad de los pobres de la argentina es otra. La democracia que cura y enriquece a los pueblos, cada vez esta mas lejos y .los pobres son mas y en consecuencia cada vez más indigentes.
Todos los ideales melioristas tienen la justicia por común denominador. Todos anhelan desterrar de la sociedad algún desequilibrio. Los gobiernos deberían orientar la estimación hacia la virtud, el bienestar hacia el trabajo, la honra hacia el merito; y es, por eso, la cúspide imaginaria de la moralidad, que solo puede admirar esos fecundos valores sociales. Cuando por ellos se mida a los hombres, habrá justicia en los pueblos; y no es dirigente justo el que no contribuye al advenimiento de esos valores en la medida de sus fuerzas. Y es esto lo que finalmente debemos procurar marcando reglas de juego claras, que nos facilite alcanzar un estado que destierre los privilegios, y permita de todos ser los protagonista en su porvenir.
La solidaridad es armonía que emerge de lo justo. Es simpática actuante y da fuerzas a los que persiguen un mismo objetivo. Hay solidaridad en una comunidad de hombres cuando la dicha del mejor enorgullece a todos y la miseria entristece y llena a todos de vergüenza.
Sin esta fuerza que acumula las voluntades y los corazones, imposible es realizar grandes ensueños colectivos; la cohesión de un pueblo depende exclusivamente del unísono con que se ritmen las esperanzas, los intereses y los ideales de todos. Donde falta justicia social no puede haber solidaridad; sembrando la una se cosecha la otra. La solidaridad del que más tiene no se la impone con un decreto, se la trasmite con el ejemplo.
Gobernar un pueblo no es igualar a sus componentes, ni sacrificar alguna parte en beneficio de otras, es el justo obrar de un gobierno, que debería propender hacia un equilibrio que favorezca la unidad funcional, desenvolviendo la solidaridad entre las partes, que son heterogenias sin ser antagónicas.
La heterogeneidad es natural, por la diferencia de aptitudes y de tendencias humanas; y es provechosa, porque engendra las desigualdades necesarias para las múltiples funciones de la vida social. Siendo naturales. Las desigualdades no pueden suprimirse; ni convendría suprimirlas aunque se pudiese.
La solidaridad de un gobierno no es despojar al que más tiene, La solidaridad consiste en equilibrarlas, creando desde el estado la igualdad ante el derecho, para que todas las desigualdades puedan desenvolverse íntegramente en beneficio de la sociedad. Es a esto lo que debería propender el gobierno nacional.
Los dirigentes políticos, los comunicadores sociales, los empresarios gráficos y todos los actores vivos de la sociedad Argentina y santiagueña, ubicados de un lado o del otro deberían entender que cuando se obstruye en su derecho a un solo hombre el camino de todas las posibilidades, hay injusticia. Cuando un solo hombre este por encima de la ley, no hay democracia.
El periódico El santiagueño, Desde la 1er Expo Agro-ganadera, Campo Gallo 2008, eleva su voz en el grito de que no es posible pensar, en una Argentina, sin el Campo.
En análisis de libre pensador La retención a las exportaciones causa central del conflicto del Gobierno de Cristina Kichner, con el Campo Argentino. En el juicio, según posicionamientos, las medidas fueron de justas, a ilegales y el desconsiderado incremento del 47% tradujo a la resolución de socialmente justa, a una medida arbitraria y de carácter inmoral.
Cualquiera hubiera sido la decisión del Congreso de la Nación a la resolución se debía acatar y aquí respecto la justicia es un deber del hombre digno, aunque para ellos tenga que elevarse sobre las imperfecciones de la ley. Extraña entonces que el Kichnerismo insista y después de habérsele negado la posibilidad, la presidenta amenaza con volver arremeter contra el sector del campo, presentando un nuevo proyecto en un molde jurídico institucional, distinto, pero en u espíritu perseguiría el mismo fin., Quedarse con el 50% del esfuerzo del campo argentino, para distribuirlo con equidad a los pobres. Remanido discurso, de los que están, de los que se fueron y de los que vendrán. La realidad de los pobres de la argentina es otra. La democracia que cura y enriquece a los pueblos, cada vez esta mas lejos y .los pobres son mas y en consecuencia cada vez más indigentes.
Todos los ideales melioristas tienen la justicia por común denominador. Todos anhelan desterrar de la sociedad algún desequilibrio. Los gobiernos deberían orientar la estimación hacia la virtud, el bienestar hacia el trabajo, la honra hacia el merito; y es, por eso, la cúspide imaginaria de la moralidad, que solo puede admirar esos fecundos valores sociales. Cuando por ellos se mida a los hombres, habrá justicia en los pueblos; y no es dirigente justo el que no contribuye al advenimiento de esos valores en la medida de sus fuerzas. Y es esto lo que finalmente debemos procurar marcando reglas de juego claras, que nos facilite alcanzar un estado que destierre los privilegios, y permita de todos ser los protagonista en su porvenir.
La solidaridad es armonía que emerge de lo justo. Es simpática actuante y da fuerzas a los que persiguen un mismo objetivo. Hay solidaridad en una comunidad de hombres cuando la dicha del mejor enorgullece a todos y la miseria entristece y llena a todos de vergüenza.
Sin esta fuerza que acumula las voluntades y los corazones, imposible es realizar grandes ensueños colectivos; la cohesión de un pueblo depende exclusivamente del unísono con que se ritmen las esperanzas, los intereses y los ideales de todos. Donde falta justicia social no puede haber solidaridad; sembrando la una se cosecha la otra. La solidaridad del que más tiene no se la impone con un decreto, se la trasmite con el ejemplo.
Gobernar un pueblo no es igualar a sus componentes, ni sacrificar alguna parte en beneficio de otras, es el justo obrar de un gobierno, que debería propender hacia un equilibrio que favorezca la unidad funcional, desenvolviendo la solidaridad entre las partes, que son heterogenias sin ser antagónicas.
La heterogeneidad es natural, por la diferencia de aptitudes y de tendencias humanas; y es provechosa, porque engendra las desigualdades necesarias para las múltiples funciones de la vida social. Siendo naturales. Las desigualdades no pueden suprimirse; ni convendría suprimirlas aunque se pudiese.
La solidaridad de un gobierno no es despojar al que más tiene, La solidaridad consiste en equilibrarlas, creando desde el estado la igualdad ante el derecho, para que todas las desigualdades puedan desenvolverse íntegramente en beneficio de la sociedad. Es a esto lo que debería propender el gobierno nacional.
Los dirigentes políticos, los comunicadores sociales, los empresarios gráficos y todos los actores vivos de la sociedad Argentina y santiagueña, ubicados de un lado o del otro deberían entender que cuando se obstruye en su derecho a un solo hombre el camino de todas las posibilidades, hay injusticia. Cuando un solo hombre este por encima de la ley, no hay democracia.
El periódico El santiagueño, Desde la 1er Expo Agro-ganadera, Campo Gallo 2008, eleva su voz en el grito de que no es posible pensar, en una Argentina, sin el Campo.