El nacimiento y crecimiento de la empresa Forestal San Miguel, de la ciudad de Campo Gallo tiene mucho que ver con la decisión de superación de una caracterizada familia de emigrante sirios, que como otras llegaron a la Argentina y se adentraron, al salvaje interior, del interior de las provincias, donde lucharon y trabajaron hasta vencer las adversidades de la naturaleza.
Los comienzos de esta empresa tiene estrecha relación con la historia de los obrajes a veces contada desde la envidia, sentimiento que no admite al hombre reconocer los resultados del esfuerzo, la inteligencia y el trabajo, para alcanzar desde lo personal y familiar niveles de superación.
La Forestal San Miguel, son parte de una historia familiar que se inicia cuando los Vittar, desembarcaron en la Argentina, allá por el año 1.907 y se asentaron en Tintina. Como todos los emigrantes que llegaron de esa parte del mundo también ellos aferrados a la cultura fenicia que se expandió por el mundo, cuando llegaron a la argentina y a Santiago, ejercieron la actividad comercial ambulatoria.
Esta empresa tiene que ver con el esfuerzo, la perseverancia y la entrega de Don Fernando Vittar y Doña Sada Vittar los que en el año 1.924, anticipados poblaron Campo Gallo y se quedaron definitivamente hasta morir, en la tierra que los ofreció refugio y es la patria de sus hijos. Los comienzos para ellos, y de todos los que vinieron del otro continente cuentan que no fueron fáciles. Ejercer la actividad comercial donde el monte y el esfuerzo del hachero permanecían cautivo y a merced de las empresas inglesas, que prohibían en los obrajes el libre ejercicio de la actividad comercial, representaba un verdadero desafió. Los Vittar con sus carros cargados de mercadería, arriesgados llegaban a los obrajes, desafiando al rubio y pirata explotador que negaba al hachero la posibilidad de comercializar con los vendedores ambulantes. En los años cuarenta la zona fue invadida por comerciantes alemanes, que se fueron, como vinieron. No todos estaban preparados, para convivir en esos lugares donde la naturaleza salvaje imponía limitantes, pero más condicionaban los capangas, que en nombre de las multinacionales impedían y amenazaban a los emigrantes que ejercían actividades comerciales.
Después de que las multinacionales, en los años cincuenta se marcharan llevando la virginidad de los montes y dejando al estado provincial la pesada carga social de miles de familias de hacheros desocupadas. La actividad forestal en la provincia se organiza se reactiva y desde los años cincuenta hasta mediados de los setenta se constituye en la principal actividad económica. Fortunato Vittar, uno de los hijos de Fernando y Doña Saida, se incorpora en la actividad forestal, y al igual que muchos otros se convierte en obrajero respondiendo a la demanda del estado nacional que para esa época compro durmientes y leña que utilizaban en la construcción de las vías del ferrocarril y las calderas de las maquinas a vapor que tiraban los trenes de la época.
El brillo del esplendor de la que fue para entonteces principal actividad productiva y económica de la provincia en la década de los ochenta por efectos de las malas políticas del estado decreció, efecto de la explotación clandestina y la comercialización ilegal del producto, que contamino al mercado de la madera y termino derrumbando a genuinos obrajeros los que sin poder competir con la ilegalidad muchos desertaron de la actividad productiva forestal.
El levantamiento del ferrocarril Belgrano, desde Añatuya hacia Campo Gallo, profundizo la crisis, pero todos saben que la principal causa fue el desorden, la clandestinidad y el descontrol, fomentado desde los gobiernos que sin medir consecuencias, en la década de los 80 al 2.000 utilizaron los recursos naturales de herramienta electoral.
En ese marco de realidad y coincidiendo con el levantamiento de los ferrocarriles, en el año 1988 fallece don Fortunato Vittar y sus hijos José, Adrián y Marcelo, en medio de la incertidumbre y los problemas que afectaban al sector , lejos de hacer lo que las circunstancias en ese momento aconsejaban e imitar a otros que cerraron obrajes, aserraderos y se fueron, Los jóvenes Vittar, desafiando la crisis con decisión, coraje y mucha inteligencia enfrentaron las adversidades y lograron que la empresa sobreviviera y lo que mas se les reconoce es que en los momentos difíciles mantuvieron la fuente de trabajo para muchas familias de Campo Gallo.Superado los embates de entonces impusieron a la empresa transformaciones productivas profundas. La incorporación de tecnología y capacitación del recurso humano fue determinante en la ampliación de las actividades industriales, que están orientadas, al aprovechamiento racional e integral de los recursos naturales obteniendo valor agregado a la materia prima, dentro de un esquema productivo industrial que disminuyo la utilización del recurso, sin afectar la rentabilidad de la empresa, que no solo trabaja con madera de los montes santiagueños, sino que también industrializa madera proveniente de otras regiones del país.
Después de que las multinacionales, en los años cincuenta se marcharan llevando la virginidad de los montes y dejando al estado provincial la pesada carga social de miles de familias de hacheros desocupadas. La actividad forestal en la provincia se organiza se reactiva y desde los años cincuenta hasta mediados de los setenta se constituye en la principal actividad económica. Fortunato Vittar, uno de los hijos de Fernando y Doña Saida, se incorpora en la actividad forestal, y al igual que muchos otros se convierte en obrajero respondiendo a la demanda del estado nacional que para esa época compro durmientes y leña que utilizaban en la construcción de las vías del ferrocarril y las calderas de las maquinas a vapor que tiraban los trenes de la época.
El brillo del esplendor de la que fue para entonteces principal actividad productiva y económica de la provincia en la década de los ochenta por efectos de las malas políticas del estado decreció, efecto de la explotación clandestina y la comercialización ilegal del producto, que contamino al mercado de la madera y termino derrumbando a genuinos obrajeros los que sin poder competir con la ilegalidad muchos desertaron de la actividad productiva forestal.
El levantamiento del ferrocarril Belgrano, desde Añatuya hacia Campo Gallo, profundizo la crisis, pero todos saben que la principal causa fue el desorden, la clandestinidad y el descontrol, fomentado desde los gobiernos que sin medir consecuencias, en la década de los 80 al 2.000 utilizaron los recursos naturales de herramienta electoral.
En ese marco de realidad y coincidiendo con el levantamiento de los ferrocarriles, en el año 1988 fallece don Fortunato Vittar y sus hijos José, Adrián y Marcelo, en medio de la incertidumbre y los problemas que afectaban al sector , lejos de hacer lo que las circunstancias en ese momento aconsejaban e imitar a otros que cerraron obrajes, aserraderos y se fueron, Los jóvenes Vittar, desafiando la crisis con decisión, coraje y mucha inteligencia enfrentaron las adversidades y lograron que la empresa sobreviviera y lo que mas se les reconoce es que en los momentos difíciles mantuvieron la fuente de trabajo para muchas familias de Campo Gallo.Superado los embates de entonces impusieron a la empresa transformaciones productivas profundas. La incorporación de tecnología y capacitación del recurso humano fue determinante en la ampliación de las actividades industriales, que están orientadas, al aprovechamiento racional e integral de los recursos naturales obteniendo valor agregado a la materia prima, dentro de un esquema productivo industrial que disminuyo la utilización del recurso, sin afectar la rentabilidad de la empresa, que no solo trabaja con madera de los montes santiagueños, sino que también industrializa madera proveniente de otras regiones del país.
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